sábado, 8 de agosto de 2009

Música y bushido

De "Mi Bushido personal", de Pepe Cantó, en Batacas:


No toco bien, no toco mal, sólo toco.

Los conceptos bien o mal no existen en mi pensamiento. Toco como soy, sin pretensiones pero sin miedo.

No me dejo llevar por la emoción, sólo por el sentimiento.

Toco sintiendo, pero no dejo que ese sentimiento me desborde. La autocontención es primordial para la buena ejecución, no debemos sobre-excitarnos y perder el sentido del buen gusto, ni caer en excesos o fuegos de artificio. La emoción es patrimonio del oyente.

Cumplo mi papel, sólo soy un elemento.

Soy sólo un elemento, aún estando completamente solo. No importa el rol, se sea acompañante o solista, existirán otros elementos: la música, los músicos, el instrumento, el público.

Soy imprescindible, porque soy yo.

Por ser como soy, toco como toco. Eso me hace imprescindible, porque no hay otro como yo.

Soy prescindible, porque soy yo.

Soy completamente prescindible, porque soy yo mismo. Sería injusto, cuando todo es movimiento, pensar que no se puede prescindir de mí.

No arriesgo en vano, la estabilidad es lo importante.

No pongo en peligro ninguna situación, sólo arriesgo con el beneplácito y la complicidad de mis compañeros, y, con un noventa y nueve por ciento de posibilidades de éxito.

No dejo al herido en la cuneta, antes muero con él.

Mi compañero y yo somos uno, no ayudarle en una situación de peligro supone suicidarme. Sólo si un compañero me arrastra en su caída, puede merecer el abandono. Aunque esto siempre supondrá un fracaso conjunto.

La calidad es la esencia, la cantidad un espejismo.

Menos siempre es más. En el arte debe prevalecer lo cualitativo, la cantidad solo se debe usar en la justa medida que exija la calidad. El exceso gratuito de notas, palabras o colores sólo sirve para sorprender e impresionar al público, el contenido no debe verse superado por las formas artificiosas e inútiles.

No pretendo gustar, sólo dar.

Dar es mi finalidad, entregar algo que es mío y quiero compartir. Querer gustar por encima de todas las cosas sólo demuestra un problema de autoestima, que impide dar de una forma libre y desinteresada.

No me regodeo en el éxito, sólo es mi labor.

Cualquier situación exitosa en mi ejecución no debe afectarme hasta el regodeo en mi interior. Mi labor consiste en hacer bien lo que se supone que sé hacer bien. La alegría no debe generar más endorfinas de las que caben en mi dicha.

No disimulo el fracaso, tampoco me hundo con él.

Acepto abiertamente mis errores, sólo de esta forma puedo superarlos. No por ello me convierto en penitente y me lanzo al precipicio de las culpas. Honestidad, humildad, dignidad, esa debe ser la actitud.

La música no es la vida, sólo parte de la vida.

No hay nada por encima de la vida. Nunca nada debe ser tan importante como para ser el centro total de nuestras vidas, ese exceso de dependencia y devoción puede convertirse en un sentimiento religioso y fundamentalista, que nos haga anteponer todo a una misma idea. La idea romántica de la devoción absoluta puede volverse en contra nuestra pues, todo lo deseado con demasiada intensidad suele alejarse de nosotros, como si de dos polos iguales se tratase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario